domingo, 15 de marzo de 2015

S.Lobo


Hace unos años, entró en mi vida una manada de lobos, fieles, fuertes, y grandes en cuanto a todo lo que una palabra como "grande" puede acontecer, unas criaturas hermosas... 

Poco a poco fueron cegándome, enamorándome, con sus locuras, con sus ideas, sueños, acontecimientos, vivencias, cuál de todas más única.

Entre todos ellos un cachorro, y un lobo herido, maltratado por la vida, mi mano derecha, mi talón de Aquiles, mi fuerza, mis ganas, mi apoyo, mi ilusión, mi buenos días y mis buenas noches, mi esa "mitad" que decimos que nos falta, cuándo ya por el echo de estar vivos no dependemos de nadie, pero ese otro ser que se complementa tanto a ti.

Para mi, eras tú, tu hermana me contó lo que te pasó de pequeño con un lobo.
Y como tal te quedaste...

Pero la vida nos subió en trenes distintos, te bajó del mío en un momento inesperado, sin avisarme, sin despedirte...

Con tus ojos azules y tu mirada, y esa risa, y ese temperamento y eso que te hacía ser tan especial para mi.

Me sigo acordando de ti, 

Aunque día a día intento sacarte de mis entrañas y recordarte como lo que eres, esa luz que llegó a mi vida, para abrirme los ojos, para valorar lo diminuto de la vida, y para dejarme un gran vacío en el corazón, en el hueco que te pertenece, en ese que no encuentro sustituto, porque a pesar de que no estés, no puedo evitar dejar de quererte, como lo que eres... como lo que fuiste, un gran amigo...


Lobo


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